viernes, 18 de julio de 2014

Casi una experiencia religiosa

Lo siento, se me metió la cancioncita en la cabeza durante el entreno y no se me ocurría otro título.


La semana que viene comienzo nueva temporada preparando las dos últimas carreras de montaña de la Copa de Extremadura, la Maratón de Montaña "Pueblo de Artesanos", 43 kms y  3.300 mts de desnivel total el 28 de Septiembre y la Carrera "Cumbres Hurdanas" del 19 de Octubre. 

Después tocará volver al asfalto #nicontigonisinti , es probable que haga una Maratón en Noviembre o Diciembre todavía sin decidir y después, como no, mi comprometida e ineludible cita anual en Sevilla.

Mientras tanto, en cuanto al running, llevo ya unas semanas en modo veraneo, salgo cuándo y cómo me apetece 35-40 kilómetros semanales, normalmente a primera hora y he recuperado las sensaciones de ir cómodo en la bici con otros 50-60 kilómetros a los pedales.

A pesar de no tener ningún plan concreto, he notado que hago entrenos rápidos, es posible que el poco volumen me anime a tirar más en las salidas cortas, y la otra tarde las piernas pedían marcha, quería subir a Las Antenas y lo iba a hacer rápido, supongo que me dio el síndrome #cuarentonnolimits y la tontería de demostrarme si todavía podía correr algo la semana que cumplía 48 tacos, claro que los 37º C que marcaba el termómetro no me lo iban a poner fácil.

Gorra y camiseta mojadas antes de salir, incluso así el bofetón que te suelta el bochorno al aparecer en la calle es considerable, un par de kilómetros para entrar en ritmo antes de empezar las primeras rampas, me gusta, me quito la camiseta, ni siquiera sudo, hace tanto calor que el sudor se evapora casi instantáneamente, casi oigo el chisporreteo en la piel.

Un respiro en la dureza del camino  para volver a empapar la gorra y sigo la cuesta infinita, poco después veo las Antenas y los árboles flotando al final del camino, - espejismos ¿ estaré entrando en trance?- empiezo a entender lo que significan carreras locas y suicidas como la Badwater.
El último tramo de subida es el más duro, noto falta de riego en las piernas......y supongo que también en el cerebro porque se me viene la cancioncita a la mente y se me pega, menos de 33 minutos, ya puedo espabilar si quiero bajar de la hora.


En la vuelta, bajando, hasta el aire calentorro es un alivio, cambio mi forma habitual de bajar veredas técnicas mirando el terreno y dando saltitos por el modo bulldozer, arrasando con todo, mucho más eficaz.
Cuando llego abajo y me pongo la camiseta la noto hasta fresquita, apuro los últimos kilómetros y llego a casa, doce kilómetros y cincuenta y ocho minutos después el termómetro sigue marcando 37º, después de un par de latas frías de acuarius, diez minutos bajo el chorro fresco de la ducha transforman esta experiencia casi religiosa en una auténtica experiencia mística, casi de éxtasis.